lunes, 27 de noviembre de 2023

MARÍA LUISA BERNALDO DE QUIRÓS CUESTA: LA GRANDEZA DE LOS BANDOS

 

Todo lo que constituye la gran historia de los bandos de fiesta llaniscos tenía en ella a uno de los máximos referentes. María Luisa Bernaldo de Quirós Cuesta (1926-2023), que fue la presidenta del bando de la Magdalena, cubrió una etapa llena de glamur y esplendor.

En los años 60 fue la directora artística del cuadro escénico del bando, que, al igual que los grupos de San Roque y de la Guía, ofrecía en el Cinemar espectáculos de gran nivel.

Se echa mucho de menos aquella época, en la que, con llenos de público hasta la bandera, los jóvenes de los tres bandos festivos de la villa desplegaban sobre el escenario vistosas y elegantes coreografías de música y danza.

En la imagen (del archivo del semanario EL ORIENTE DE ASTURIAS) vemos a María Luisa en el apogeo de uno de aquellos momentos, acompañada por los integrantes del legendario grupo melódico Los Pekenikes, que actuaron en Llanes en cinco años consecutivos, entre 1960 y 1964, y que en julio de 1965 habrían de ser teloneros de The Beatles en las Ventas de Madrid.

María Luisa, sexta y última hija de José María Bernaldo de Quirós Argüelles y de Carmen Cuesta Reixa, y hermana de María del Carmen (Menchu), Ofelia, María Josefa (Fifi), José María y Federico.

José María Bernaldo de Quirós Argüelles, a su vez, era el quinto de los ocho hijos que tuvo el matrimonio formado por Federico Bernaldo de Quirós Mier y María Josefa Argüelles Díez-Pimienta, marquesa de Argüelles. Los siete hermanos de José María fueron Amalia, Ramón, Federico, Rosario, María, María Ignacia y Fernanda.

María Luisa Bernaldo de Quirós falleció el pasado 21 de noviembre. Era viuda de José Luis Fernández-Peña García y madre de la periodista Magdalena Fernández-Peña Bernaldo de Quirós. Descanse en paz.    


ABEL NORIEGA GALGUERA, DE SAN ROQUE DEL ACEBAL: CANCIONES DE UN FERROVIARIO EN LA HUERTA

 

Mis personajes favoritos (Nº 324)

Abel Noriega Galguera (San Roque del Acebal, 1958) estuvo trabajando desde 1984 en FEVE. Primero como guardagujas (especialista de estaciones) en Figaredo y Llanes, y después como factor de circulación en Moreda de Aller, Unquera y Llanes de nuevo. Formó parte de la alegre plenitud del ferrocarril, que tanta vida daba a la villa cuando desembarcaban en la estación cientos de viajeros.
Entre servicio y servicio, él y sus compañeros -Iñaki Pelaz, Ramón Ibáñez, Ramón Santoveña, José Luis Alonso (“Maceda”), Ricardo (Cardi) el de Parres, Enrique el de Poo, los hermanos Pelayo y Pancho Cueto Noriega, Manolo San Miguel y su sobrino Víctor San Miguel, Luisito el de Posada, Manolo Noriega (Colo)…- pasaban sus ratos libres en el bar La Gloria, enganchados al carrusel de anécdotas y tipos célebres que desfilaban cada día ante la barra de Pepín Sánchez Inclán.
Los padres de Abel, Ramón Noriega García (guardagujas en Llanes durante muchos años) y María Teresa Galguera Somohano (dedicada a sus labores y a la labranza), que eran los dos de San Roque del Acebal, tuvieron siete hijos: María Teresa, Ramón Gerardo, Salustiano, Jesús, Alberto, Abel y Belén. Los dos primeros ya fallecieron.

Abel fue a la escuela en San Roque hasta los catorce años, y en seguida se puso a trabajar, tanto en casa, con el ganado, como fuera de ella, en la construcción. Hizo la mili en Palma de Mallorca (donde le buscó un buen destino, en un cuartel de veterinaria, el coronel Ricardo Duyos) y jugó al fútbol en el C. D. San Jorge de Nueva.
Siempre le gustó la canción asturiana y ya ha tenido destacadas participaciones en concursos como el “Ciudad de Oviedo”, en el Teatro Filarmónica, y en los de Avilés, Gijón, Mieres y El Entrego. No es el único de su familia que tiene estas aficiones. Su hermano Jesús, que vive en Sama, es gaitero y acompaña habitualmente a cantantes de renombre en actuaciones por toda Asturias. Y Celia, la hija de Abel, acumula también ya, a pesar de su juventud, un brillante historial como intérprete de tonada. Nominada una vez para el prestigioso Premio “Carlos Menéndez Jeannot”, ha participado y participa en buenos concursos, como el “Ciudad de Oviedo”, el de El Comercio de Gijón y los de Sama y La Nueva. El 9 de diciembre de 2016, Abel, Jesús y Celia ofrecieron en el salón de actos de la Casa Municipal de Cultura de Llanes el espectáculo “Tonada en familia”, en el que tomaron parte también los actores cómicos Luz Mari del Sol (esposa del mítico portero del Real Oviedo Lombardía, ya fallecido) y José Fuertes. Fue un éxito total.
Jubilado desde el 1 de enero, Abel va a diario a un pequeño huerto que tiene a la entrada de Pancar. Regenta un microcosmos que exige una dedicación constante, pero gozosa. Allí planta de todo y tiene consigo paz, unas cuantas gallinas, cuatro gatines y un perrín muy simpático llamado “Chuche”. Abel es un hombre tranquilo y discreto, y se le ve feliz. 


EL OSO PERICO, EN LLANES


En la exposición "Aves, Fósiles y Mamíferos de Llanes", abierta en la Casa Municipal de Cultura desde el 12 de abril al 21 de septiembre de 1990, junto a la variedad de aves disecadas de Pancho Martín y la colección de fósiles de León García Fervienza, una de las estrellas fue el oso Perico, cedido por el Ayuntamiento ovetense. El rey de la fauna cantábrica despertaría en muchos visitantes recuerdos de la niñez, de aquellos lejanos días en que nos acercábamos con un barquillo a su jaula en el Campo de San Francisco y contemplábamos sus movimientos repetidos y su mirada solitaria. Aquí tenemos a Perico, recién llegado a Llanes, el 10 de abril de 1990, como si aún estuviera lleno de vida, a punto de ser cubierto por una enorme urna de cristal. A su alrededor, el equipo de operarios municipales llaniscos que le acababa de traer desde Oviedo. (Foto: Higinio del Río).

PERSONAJES PARA EL RECUERDO: RAMÓN SORDO SORDO, LEÓN GARCÍA FERVIENZA, RAMÓN GONZÁLEZ SOTRES Y JOSÉ RAMÓN NORIEGA CALDERÓN

 

LA EXPOSICIÓN SOBRE EL CENTENARIO DEL COLEGIO DE LA ARQUERA (2001)
Ninguno de ellos está ya entre nosotros, pero son inolvidables e irrepetibles. Atentos testigos de los aconteceres locales de la segunda mitad del siglo XX y referentes llaniscos, cada uno en lo suyo. Alegres. Simpáticos. Buenos vecinos. Gente cordial.
De izquierda a derecha:
Ramón Sordo Sordo, de Almacenes "Covadonga". Juez comarcal, experto senderista de montaña e impulsor del Centro de Iniciativas y Turismo del Oriente de Asturias (C. I. T. O. A.).
León García Fervienza, polifacético donde los haya. Cantero, hostelero (creador del Hotel Europa), coleccionista de fósiles, destilador de orujos y pacharanes caseros, estudioso del fenómeno OVNI, fundador y presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago El Bordón.
Ramón González Sotres: futbolista en la época dorada del "Triquitrí", empleado del Banco Herrero y aficionado a la música coral (fue integrante de la Schola Cantorum de la parroquia y del Ochote de Llanes, bajo la dirección de Antonio Cea).
José Ramón Noriega Calderón. Funcionario del Principado de Asturias, conversador enciclopédico, articulista habitual de EL ORIENTE DE ASTURIAS y miembro fundador de la asociación jacobea El Bordón junto a León García Fervienza.
La fotografía que ilustra estas líneas, tomada el viernes 2 de marzo de 2001, corresponde a la inauguración en la Casa Municipal de Cultura de Llanes de la exposición "Una historia compartida", conmemorativa del centenario de la fundación del Colegio de La Arquera (Escuelas Cristianas de la Salle).

CASUALES ENCUENTROS EN LA VILLA: RAMÓN PELÁEZ, MARI SANTAMARÍA Y SU HIJA AURORA

 

Reencontrarnos a la vuelta de cualquier esquina con caras conocidas que forman parte de la vida de cada uno de nosotros ya no es tan fácil. Nuestra villa del alma está pareciéndose cada vez más a una ciudad con tics de barullo ruidoso e invisibilidad o distanciamiento interpersonal. Supongo que es ley de vida, pero la pequeña escala, que hacía posible la convivencia de las familias desde la niñez hasta la ancianidad, se empieza a echar de menos. Podemos seguir viviendo en el mismo sitio, pero pasan a veces meses y años sin que nos veamos.
Por eso me ha dado tanta alegría encontrarme hoy domingo, después de mucho tiempo, con tres personas del Llanes de siempre: Ramón Peláez Fuente (Vibaño, 1928), el sastre; su esposa, Mari Santamaría García; y su hija Aurora, tan cercanas a mí y a mis vivencias familiares. Forman parte de aquel bendito y minimalista escenario de nuestra infancia, desplegado frente al Casino, donde abrían sus puertas la tiendina de Cucú, el Palacio de Cristal, la peluquería de las hijas de Mercedes la Conda, la joyería de Lola Cuende y la mercería de María la del Sordu.

miércoles, 27 de septiembre de 2023

MARUJA CONDE FERNÁNDEZ, SOLITARIA, ANDARINA, SUFRIENTE Y CARIÑOSA

 


Mis personajes favoritos (Nº 230).

La escuelina particular de Pilar Montalbán estaba al lado de la capilla de San Roque. Aquella maestra, que en los años 20 y 30 había dado pruebas de un gran talento como actriz de teatro, era buena pedagoga y buena gente, pero tenía siempre a mano una vara de cohete, por si las moscas. “¡Como hagas que me levante, Amalina, prepárate! ¡En un momento te borro del nombre la primera a y te quedas en ‘Malina’ a secas!”, advertía la maestra a una cría algo traviesa, según recordaba María del Rosario Conde Fernández (Maruja), alumna entonces del mismo curso.
Maruja era hija del peluquero Pedro Conde Piñera, que murió en 1988, y de Charo Fernández Sánchez. Nació en La Moría en 1950 y tiene un hermano, Pedro. Los abuelos paternos eran Pedro Conde, “el Patón”, llanisco de la villa y empleado en el surtidor de gasolina que tenía Vicente Cotera en las Barqueras, y Rosa Piñera, de Purón. Tenían cinco hijos: Pedro, Enrique (dependiente de Almacenes Covadonga), Cote (guardia municipal y más tarde ordenanza del Ayuntamiento), María Antonia y Eusebio. (Los dos últimos morirían en México).
Charo Fernández, de raigambre pancarina, había regentado una carnicería en el Cotiellu (la misma que tendría después durante décadas Benigno Ruisánchez). Pedro Conde había aprendido el oficio junto a Miguel Ángel Fernández Alea, Mecu, que había tenido su peluquería primero enfrente de la plaza (donde está el negocio de los hijos de Paco Rozas), y después en la acera de enfrente, entre la farmacia Buj y la confitería Vega.
Con sus batas blancas, envueltos en la fragancia cosmopolita de Varón Dandy, Mecu y Pedro formaban un dúo que parecía sacado de una película de Vittorio de Sica. Solían asomarse a la puerta cuando no tenían clientes y observaban el animado flujo de la calle Mercaderes, donde también abría su tienda de cachivaches Manolo el Marigordu. El padre de Marujina tenía un aire a lo Victor Mature y muchos domingos cogía la bici o el tren para ir a cortar el pelo a los parroquianos de pueblos y aldeas. También lo hacía a domicilio en la propia villa, cuando se trataba de dar servicio a los enfermos. Tras la jubilación de los legendarios barberos, Maruja puso en el mismo local, durante un breve tiempo, un comercio de ropa para niños.
Honesta y trabajadora como ella sola, valiente y luchadora, Maruja había empezado a ganarse el pan con el sudor de su frente nada más salir de la escuela de Montalbán: entró a trabajar en “May”, el acreditado comercio de Pancho Mier y Lili Noriega, y llevaba al colegio de la Divina Pastora a las dos hijas de los dueños, Maite y Mali; fregó pisos y escaleras de la villa y fue dependienta de la mercería El Carmen. Aquellos años de juventud transcurrieron en un Llanes paradisiaco y tranquilo (tan distinto a lo que tenemos hoy), en el que los autocares de Mento nos trasladaban alegremente a las romerías del concejo. Ella se vistió muchos años de aldeana, y hasta llegó a confeccionarse por sí misma, con ayuda de su madre y aprovechando las enseñanzas de Coqui, la catequista, un traje precioso que no llegó a estrenar, porque en seguida se lo compraron.
Con especial cariño recordamos muchos su etapa de dependienta de la mercería El Carmen, en la Calle Mayor. Al lado estaba la tienda de comestibles y ultramarinos La Pilarica, de Pilar Pérez Bernot, donde Maruja encargaba un bocadillo de embutido, en la tregua matinal de su trabajo. La nieta de Pedro “el Patón” se casó y tuvo dos hijos (Ángel y Cristina Ruisánchez Conde), y no dejaría de acercarse a menudo a ver a Pilar. Le hacía recados y disfrutaba de su compañía. Sentía por ella un cariño filial y le gustaba disfrutar de la serena bondad que se respiraba en aquel bendito lugar.
La última morada de Marujina sería la residencia del ERA. Se la veía salir a la calle Nemesio Sobrino bien temprano, en cuanto tomaba el desayuno, para repasar en soledad las huellas de su infancia y de su juventud.
Solitaria, andarina, sufriente y cariñosa mujer, representativa del mejor Llanes.
Falleció el 3 de septiembre de 2023.
(La fotografía está tomada en la cafetería Rocamar).



PEDRO DÍAZ ARGÜELLES, EN LA HISTORIA MUSICAL DE LLANES

Mis personajes favoritos (Nº 320).

Anhelamos el pasado de Llanes, que tantos reflejos de gloria ofrece en todos los ámbitos, incluido el musical. La música fue aquí especialmente rica en sucesos y vivencias colectivas, en compositores brillantes, en grupos e intérpretes que supieron dejar huella. Figuran con letras de oro Félix Segura Ricci, fundador de la Banda Municipal de Música a mediados del siglo XIX, Estanislao Verguilla y el violinista ciego Juan de Andrín, y también los nombres de conjuntos inolvidables, como los Panchines (que adoptaría luego el nombre “Mar Azul”), “René y los Vulkas”, “Los Dados” y “Los Siemens”, así como la amable omnipresencia de las emisoras de radio de Santander, con la voz de Federico Llata Carrera (1935-2018) y su histórico programa de dedicatorias “Caravana de la alegría” inundándolo todo. Los años 60 no pudieron ser mejores. A lo largo de la década se extendería la impronta yeyé en fecunda coexistencia con Cosmín, Jordán y los demás componentes de los Panchines.
Con dieciocho años, Pedro Díaz Argüelles (Llanes, 1944) fundó el cuarteto “Japemara”, una de las primeras formaciones de música melódica que daba Llanes, siguiendo la estela de Los Brincos, Los Sírex, Los Bravos y otros grupos de moda entonces a escala nacional. El grupo adoptaba una denominación en la que se recogían las iniciales de los nombres de sus componentes: Javier Cue (que tocaba el bajo), Pedro (batería y percusión), Miguel Ángel Fernández Tarno (guitarra de punteo) y Ramón Noriega, Peroles (guitarra rítmica). Participaban en las veladas de los bandos en el Cinemar y eran contratados desde muchos sitios. Una de sus actuaciones más memorables tuvo lugar en las Marismas, en una verbena de las fiestas de la Virgen de Guía, sobre un escenario instalado en las inmediaciones del Matadero Municipal, que compartieron con la impresionante Orquesta Cubanacán de Torrelavega.
Pedro era hijo único. Sus padres, Wenceslao Díaz Cardín (Wences) y Ramona Argüelles Llaca, los dos de Lledías, vivían en la calle Nueva. Wences, que era sobrino de Cesáreo Cardín (colaborador del Conde de la Vega del Sella en excavaciones de yacimientos paleolíticos), trabajó en FEVE y fue portero de noche del Hotel Montemar.
De crío, Pedro Díaz Argüelles asistió a la escuela de las Mantilla, y después fue alumno del Colegio de la Divina Pastora y de La Arquera. Preparó oposiciones a FEVE y las sacó, muy joven, con el número 3. Se convirtió en factor de la estación de Llanes, pero lo dejó al poco tiempo. Quería aventurarse en otros campos, y le surgió la oportunidad de abrir mercados a Chupa Chups y crear equipos de vendedores de la popular marca de Piloña por muchos sitios: Oviedo, Santander, Provincias Vascongadas y norte de Palencia. Tenía buenas dotes de vendedor y de organizador.
Después empezó a trabajar en la potente industria automovilística FASA, con sede en Valladolid, y al cabo de unos años, se estableció en Vigo, donde sería gerente de concesionarios de Alfa Romeo, Hyundai y Subaru.

Falleció el 7 de septiembre de 2023, víspera de la fiesta de la Guía, una fecha esencial en el paisaje de su alma llanisca, y sus restos reposan en el cementerio de Posada. Deja muchos amigos, hermanados con su llanisquismo, su alegría y su visión de la vida. Estaba casado con Aurora Artero Ruiz, su inseparable compañera hasta el final, y tenía tres hijos, Carmen, Cristina y José Ignacio Díaz Huertes, fruto de un anterior matrimonio.

Pedro Díaz Argüelles, a la batería, con los "Japemara", Ramón Noriega, Javier Cue y Miguel Ángel Fernández Tarno detrás de él, de izquierda a derecha.