Mis personajes favoritos (Nº 279).
A Chucho Álvarez (1926-2005), cabraliego, filántropo y mecenas, y a Toño Núñez (1953-2010), de Pancar, profesor de Matemáticas en el Instituto de Educación Secundaria, les unió la amistad, la mutua admiración y la afición al bolo palma. Muy conocidos y apreciados los dos, tanto en Asturias como en Cantabria, ya no están entre nosotros, y el vacío que dejaron resulta imposible de llenar. Mucho se echan en falta personas de su categoría.
Chucho, casado con Josefina Prieto Gonzalo, simboliza los estrechos lazos que hay entre Llanes y México. En la capital azteca, en la que vivió desde 1950 hasta 1965, se licenció como ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Fue allí gerente de una constructora, profesor de Álgebra y Cálculo en la Facultad de Ingeniería y futbolista destacado. Ya establecido en Llanes, formó parte del claustro de profesores del Instituto y presidió la Federación Asturiana de Bolo Palma y el Centro de Iniciativas y Turismo “Oriente de Asturias” (el CIT, probablemente en una de sus mejores épocas).
Por su parte, Toño, lo mismo que su esposa, Loles Buj González, profesora igualmente en el Instituto llanisco, fue un ejemplo de vocación docente y de cercanía natural con sus alumnos. Fue también un buen jugador de bolos, deporte muy practicado en su familia (su hermano Rodrigo Núñez es un grandísimo campeón de campeones).
Toño se metió en política durante unos años y fue nombrado concejal de Cultura. En ese cargo dio muestras de sentido común, de conocimiento del territorio y de amor a las tradiciones llaniscas, alejado siempre de la vagancia, de la demagogia y de la incompetencia, al igual que los otros cinco excelentes concejales de Cultura (Antonio Trevín Lombán, Manuel Miguel Amieva, Nicanor Platero Vera, María Antonia Echevarría Moro y José Manuel Herrero Mijares) con los que han podido contar los vecinos de Llanes en las últimas décadas.
(Foto: Archivo de Higinio del Río).
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