lunes, 29 de febrero de 2016

LUIS ALBERTO GONZÁLEZ PUENTE: GENEROSIDAD Y SOSIEGO


Mis personajes favoritos (Nº 155).

Bendito sea Luis. Bendita sea su generosidad. Benditos su desinterés y sus permanentes ganas de colaborar en todo…
Luis Alberto (Oviedo, 1955) es el directivo más veterano del Club Deportivo Llanes. Se estrenó como tal en 1983, y ahí sigue, con la misma ilusión. Es vicepresidente y delegado del primer equipo (y ha llegado a desempeñar el cargo de presidente en funciones), poniendo en cada cosa su sosiego de hombre de bien y su entrega incondicional.
Luis estuvo presente en todos los ascensos del equipo. El más emotivo, sin duda, fue el de la temporada 1999-2000, cuando se subió por primera vez a Tercera División, lo que coincidió, felizmente, con la conmemoración del 50 aniversario de la fundación de la entidad.
Hijo de Marisa Puente Verdasco, de Llanes, y de Manuel González Gandarillas, de San Vicente de la Barquera (los dos ya fallecidos), nació en Oviedo, donde estaba trabajando de aquella su madre. Marcharon luego a Madrid y estuvieron allí hasta 1961, año en el que vinieron a San Vicente de la Barquera.
En Llanes se establecieron en 1968. Antes de cumplir los trece años de edad, Luis entraría de pinche en la imprenta de “El Oriente de Asturias”. Trabajó como tipógrafo hasta 2012. Cuarenta y cuatro años justos.
Está casado con Conchi Fresno García. Tienen tres hijas: Silvia, Olaya y Jimena.
En la vida familiar de Luis se entrecruzan flecos de la historia más dramática de Llanes y de España. Su tío abuelo Remigio Verdasco López fue en los años de la Segunda República un boxeador aficionado de trayectoria notable. El escenario de sus victoriosos combates era el Teatro Benavente, con asistencia de público hasta la bandera (o hasta el gallinero). En el verano de 1936, en otro combate muy distinto, Remigio cayó herido gravemente. Trasladado al hospital del doctor García Gavito (un impresionante edificio racionalista, ya desaparecido, que luego seria el hotel México), falleció a las pocas horas. Su cadáver sería velado con todos los honores en el Casino, sede entonces del Ayuntamiento. Una de las personas que fue a rendirle honores fue la diputada Dolores Ibarruri. Sobre un catafalco colocado en el salón donde antiguamente hacían sus bailes de sociedad los señoritos burgueses de la localidad, yacía el cadáver del primer miliciano llanisco caído en la Guerra Civil.


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