domingo, 27 de diciembre de 2015

RAFAEL SOBRINO FERNÁNDEZ, PONIENDO-I VOZ A LOS PASODOBLES


Mis personajes favoritos (Nº 144).

Falo nació en 1925 en El Navariegu (Pancar), barriu de onde era’ l su padre, Gaspar, ganaderu y labrador. La madre, Clara, era cubana, jiya d’ Indalecio Fernández, capitán de voluntarios en la guerra de Cuba, caídu allí en combate; la habían traídu de cría a Pancar. El matrimoniu tuvo 9 jiyos: Clara, Indalecio, Edita, Nicolás, Modesta, Nieves, Aurora, Gaspar y Falo.
Toda esta familia tá unida a “El Retiro” de Pancar, el popular bar-tienda que había abiertu en 1931 Ángel Fuente González, un indianu que tenía en Santander el hotel Méjico. Concuñu de Gaspar y Clara esti Ángel no tenía jiyos y los ayudó a ellos muchu. A Falo, por ejemplu, después de terminada la Guerra, i-puso a pocos metros de la capilla de San Roque una carnicería.
Pero fue en la mili, en los años 40, cuando Falo vio claru su futuru: no sólu aprendió allí a conducir, sino también electrónica, que era lo que i-gustaba de verdá.
Su hermanu Colás lu había ofrecidu d’ ir a trabajar con él en el Retiro, pero Falo lo primeru que jizo al licenciase del serviciu militar fue traspasar la carnicería y alquilar juntu al Casino un local pa reparar y montar aparatos de radio (las radios se las vendía por los pueblos Arturo Burgos, el de Finisterre). Después, cogería a la entrada de la calle Mayor otru baju, que había albergáu la oficina del Banco Herrero y que al principiu del siglu XX había sidu la sombrerería de Pedregal.
En 1955 se casó con Maruja Álvarez Rubiera, y tendrían 4 jiyos: Marta, Rafael, Tere y Roberto; y 5 nietos.
A Falo se lu veía p’ arriba y p’ abaju al volante d’ un Renault modelu 1925. A bordu d’ aquella reliquia de su propiedá, y juntu a una pila d’ altavoces y amplificadores, llevaba a Los Panchines (Panchín, Jordán, Paco y Cosmín) a tocar por todos los pueblos (a 50 pesetas el viaje). La megafonía de Falo tenía fama, y lu contrataban como técnicu de sonidu orquestas de pegada (la “Cubanacán” de Torrelavega entre ellas). Sin él no hubieran sonáu los pasodobles, ni el baile del Musulmé, ni nada de nada. Era una figura esencial en las romerías y verbenas.
Viudu desde 1987, hoy é fácil cruzase con él a diariu, de la que va a comprar el pan a la panadería frente a la basílica.

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