viernes, 25 de septiembre de 2015

MARÍA ANTONIA ÁLVAREZ RUBIERA: VER Y ENTENDER EL MUNDU DESDE' L SILENCIU


Mis personajes favoritos (Nº 136).

Toña nació en 1933, el día de la fiesta de San Antón, y puede que esto tenga algo que ver (o muchu que ver) con el jechu de que los animales i-vuelvan loca. De rapaza, cuando acudía a la novena del Cristo, llevaba detrás d’ ella un corderu y un gatu, que la esperaban prudentemente a la puerta de la capilla. Ahora tien una perrina que é muy lista, muy buena y muy guapa. Se llama “Agua”, un nombre llenu de resonancias y de metáforas vitales. Esa perrina é el oídu de Toña y está pendiente tou’ l tiempu de la su ama. La bautizaron d’ esi modu porque “agua” é una de las pocas palabras que Toña pronuncia perfectamente.
Jiya de Vicente (un indianu d’ Arroes, Villaviciosa, que pasó en Méjico prácticamente toda su vida) y de Maria (sobrina carnal del benefactor Manuel Cue Fernández, fundador de las Escuelas Cristianas de L’ Arquera), Toña é la quinta de siete hermanos. Antes qu’ ella nacieron Vicente (Titi), Maruja, Tere y Esther; y después d’ ella, Raúl y María Jesús. Todos tienen sus raíces en L’ Arquera, onde conservan la casa solariega de la familia, en la que nació Manuel Cue en 1834.
Sordomuda de nacimientu, Toña estudió en el colegiu de las monjas de la Divina Pastora y luego con las hermanas Mantilla, en la Plaza. I-gusta saborear la cultura y los programas televisivos con contenidu (nunca se-i-escapa de qué jablan los buenos debates), y no pierde ninguna exposición en la Casa de Cultura. Con los sus gueyos tan expresivos, cargaos d’ elocuencia, sabe expresar alegría, gratitud, sorpresa y admiración por todo lo que i-da la vida cada día. Ve y entiende’ l mundu desde’ l silenciu y desde la paz del su espíritu.

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