Mis personajes favoritos (Nº 137)
Tere (Posada, 1942) tuvo pocu tiempu pa ir a la escuela. Jiya de Manuel Marcos, que trabajó en los Altos Hornos de Bilbao, y de María Gutiérrez, labradora (los dos de Posada), con 10 añucos vino a la villa y antes de cumplir los 12 ya estaba trabajando en la pensión Iberia, que regentaba Mercedes, La Chata, cuyu maridu, Manolo, era operador del Cinemar. Jacía de todo: limpiaba, ayudaba en la cocina, iba a los recaos… La Chata la mandaba ir a comprar embutidu a La Pilarica, onde Pilar Pérez Bernot, la mi madre. Además, Tere venía a menudu a nuestra casa de la calle Manuel Cue, porque era amiga de Eulogia, la moza de Merodio que nos cuidaba a mi hermanu y a mí.
Era la época en que todas las fondas estaban siempre hasta los topes, porque llegaba muchu viajante en los trenes.
Una tarde que tenía libre, Tere fue al circo, a unu de aquellos impresionantes circos que instalaban en la Campera, y allí conoció a Juan Junco Díaz, “Chaparru”, nacidu en San José, el amor de su vida, que entonces era municipal. La madre de Chaparru era de Los Callejos, y el padre, Santos, de Parres, ferroviariu. D' aquella trabajaba en la estación otru con el mismu nombre, así que al progenitor de Juan Junco, pa distinguilu del compañeru homónimu, lu empezaron a llamar “Chaparru”, porque era más bien chaparretu.
Juan Junco, que había heredáu el sobrenombre del su padre, y Tere se jicieron novios enseguida. Cuando se casaron, ella, que tenía 19 años, dejó' l trabaju en la pensión.
Chaparru parecía un gigante. Indestructible. Daba la impresión de que se comía a los críos crudos, pero en el fondu era un buenazo. Tartamudeaba, y su figura rocosa vestida de porruanu, sujetando al hombru un palu que metía miedu, abría la procesión de la Guía caminu de la ermita. Cliente del bar La Gloria, llegó a ser el jefe de los barrenderos del Ayuntamientu, aparte de bomberu. "La flo, flo, flo-ta opera", solía decir. Murió en 2000 a los 63 años, y es, sin duda, unu de los grandes personajes populares de la historia de Llanes.
Juan y Tere tuvieron 5 jiyos: Jaime, que vive en Bilbao; Ramón, que murió a los 41 años; Teresa, fallecida a los dos meses de nacer; Pilar, que está establecida en Santander; y María José, que reside en Aguilar de Campo. Teresa tien dos nietos: Ursula y Daniel, de 27 y 24 años, respectivamente, jiyos de Pilar (cuyu maridu, Daniel Balbuena, de Santander, falleció a los 37 años d’ edá).
Nos gusta muchu cruzanos por la calle con Tere, tan tranquila siempre, tan ajena al estrés de los turistas y al guirigay del veranu.
Una tarde que tenía libre, Tere fue al circo, a unu de aquellos impresionantes circos que instalaban en la Campera, y allí conoció a Juan Junco Díaz, “Chaparru”, nacidu en San José, el amor de su vida, que entonces era municipal. La madre de Chaparru era de Los Callejos, y el padre, Santos, de Parres, ferroviariu. D' aquella trabajaba en la estación otru con el mismu nombre, así que al progenitor de Juan Junco, pa distinguilu del compañeru homónimu, lu empezaron a llamar “Chaparru”, porque era más bien chaparretu.
Juan Junco, que había heredáu el sobrenombre del su padre, y Tere se jicieron novios enseguida. Cuando se casaron, ella, que tenía 19 años, dejó' l trabaju en la pensión.
Chaparru parecía un gigante. Indestructible. Daba la impresión de que se comía a los críos crudos, pero en el fondu era un buenazo. Tartamudeaba, y su figura rocosa vestida de porruanu, sujetando al hombru un palu que metía miedu, abría la procesión de la Guía caminu de la ermita. Cliente del bar La Gloria, llegó a ser el jefe de los barrenderos del Ayuntamientu, aparte de bomberu. "La flo, flo, flo-ta opera", solía decir. Murió en 2000 a los 63 años, y es, sin duda, unu de los grandes personajes populares de la historia de Llanes.
Juan y Tere tuvieron 5 jiyos: Jaime, que vive en Bilbao; Ramón, que murió a los 41 años; Teresa, fallecida a los dos meses de nacer; Pilar, que está establecida en Santander; y María José, que reside en Aguilar de Campo. Teresa tien dos nietos: Ursula y Daniel, de 27 y 24 años, respectivamente, jiyos de Pilar (cuyu maridu, Daniel Balbuena, de Santander, falleció a los 37 años d’ edá).
Nos gusta muchu cruzanos por la calle con Tere, tan tranquila siempre, tan ajena al estrés de los turistas y al guirigay del veranu.
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