viernes, 27 de febrero de 2015

MAITE LOBETO ROMANO, A LA SOMBRA DEL AGUACATE


Mis personajes favoritos (Nº 105).

El gran árbol d' origen mejicanu que preside la superficie verde del Llacín, en Porrúa, é como si i-diera sombra y protección al cúmulu de sueños, ilusiones y añoranzas que alienta Maite. En el entornu d’ esi aguacate centenariu palpita el recuerdu de la madre d' esta moza, Piedad Romano Gutiérrez, que falleció en 1.999, y el de la su güela materna, Teresa Gutiérrez, que enviudó joven y supo sacar adelante a 5 jiyos, a los que dio estudios (algunu d' ellos marchó luego pa Venezuela, un destinu muy común entre los porruanos). Esti arbolón é como un tótem que contempla el pasu por la vida de mujeres porruanas y labradoras como Teresa y Piedad. 

Maite nació en Purón, de onde é su padre, Ramón Lobeto Tamés, pero con apenas unos meses la llevaron a vivir a Porrúa. Tras estudiar en Oviedo Informática de gestión, trabajó en un módulu de Promoción y Desarrollu del Ayuntamientu llaniscu. D’ aquella nos jizo muchos carteles muy bien jechos que nos venían al pelu p’ anunciar actividades de la Casa de Cultura.
Luego dio cursos d’ Informática en Llanes y Peñamellera Baja, organizaos por diversos colectivos.
Pero la vida profesional, la vocación y la entrega incondicional de Maite tán ligadas de por vida al proyectu colectivu del Llacín. Siempre i-tiró l' estudiu del folklore, lo de la cultura popular, lo de las tradiciones (bailó el Pericote y enseñó a bailalu) y cerner y conocer mundu. “Soy una xostriega”, diz.
Cuando en 1993 la familia Sordo-Haces donó a Porrúa la finca y casas del Llacín nació la asociación cultural del mismu nombre pa gestionar la donación y poner en marcha allí un museu etnográficu, que hoy ya é una consolidada realidá. En tou esi procesu trabajó Maite, en labores administrativas y d’ organización y coordinación, y desde 2013 é la gerente del museu.
Tá casada con Enrique Romano Sordo. El matrimoniu tien 2 jiyas: Esther y Julia, de 18 y 16 años, respetivamente.

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