jueves, 19 de febrero de 2015

LA CHAVALINA, PESCADERA CON PEDIGRÍ


Mis personajes favoritos (Nº 103).

Isabel nació en la villa en 1931. Su madre, Rosario Gómez García, era de Meré, trabajó en la fábrica de quesos y mantecas SADI y fue también pescadera. El padre, Ángel Batalla Bustillo, fue pescador y barrendero.
Por parte del padre, Isabel es nieta de Manuel Batalla, el Raposu, que había venido desde Tazones a Llanes, a la langosta, sobre mil novecientos y picu. El Raposu se casaría con una hija de la tía Ángela, una de las parteras históricas que hubo por aquí durante la primera mitad del siglo XX (otras parteras que pasaron a la historia fueron Restituta, madre de Cagigas, el peluquero, y Aurora Bernot, la mujer de Pedro Pérez Villa, el Sordu).
El padre de Isabel tenía cinco hermanos: Martín (más conocido como Pitito, casado con Isabel Rodríguez, sobrina de Pedro el Sordu), Ramón (el Camará, marido de Esperanza Díaz, matrimonio que tuvo veintidós hijos), Ricardo (“Manzano”, yerno de Restituta, la partera; en la Guerra Civil fue comisario político de la República y se exiliaría en México, donde murió), Silvestre, que fue guardameta del CD Llanes en los buenos tiempos del “Triquitrí”, y Nati, la Raposa.
De cría, a la Chavalina le tocó de maestra en la escuela pública doña Florinda, pero iba también a la escuelina particular de doña Soledad, en el Cuetu, que daba a daba a sus alumnos castañas y les enseñaba a contar con una tabla de aquellas que tenían barras y bolas para movelas para un lado o para otro al sumar o restar. Enseguida empezó a trabajar. A los 13 años ya ganaba el jornal en la fábrica de conservas de pescado de Llerandi.
Isabel se casaría luego con el pescador Ramón Batalla Díaz, hijo primogénito del Camará, que saldría a la mar enrolado en lanchas como “la Menta” y la “Virgen del Rosario”, y que acabaría teniendo su propia barquilla.
La Chavalina es un notable ejemplo de aquel mundo femenino emparentado con el trabajo duro, con la honradez intachable y con la lucha valiente por la supervivencia. Vendió pescado por las calles, anduvo a la angula y fue a la mar con su marido a echar la xuglera. Ramón y ella tuvieron tres hijos: Mariguí, que está por Suiza, anhelando siempre Llanes, Ramón, que murió muy joven muy joven, y Mari Carmen.

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