Mis personajes favoritos (Nº 240).
A Balbino (Pola de Allande, 1926) se le menciona en cuatro capítulos del libro LLANES ¡A VOLAR!, sobre la historia de la aviación en el concejo llanisco. Hijo del matrimonio formado por Balbino González (administrador de Correos y emigrante en Cuba) y Benigna Fernández, ambos nacidos en Pola de Allande, estuvo destinado en la Escuela de Vuelo sin Motor de Llanes en los años 50, como mecánico y sargento. Aquí echaría novia, Mercedes (Merce) Sáez Sotres, de La Portilla, hija de Carmen “la Conda”, con la que se casaría en la basílica de Covadonga en 1958. En la Cuesta tuvo como jefes de la base a los capitanes Antonio Salinas, Javier Bermúdez de Castro y Antonio Ramos, sucesivamente.
Había pasado con su familia la Guerra Civil en Grado. Allí fue a la escuela y empezaría a trabajar en un taller de mecánica. Después, aprobó la oposición para ingresar en la escuela de técnicos de motores de aviación en Málaga. Dos años después, fue destinado a la Academia General del Aire y en sus primeros años de militar fue profesor de Mecánica en el aeródromo de la Virgen del Camino (León). Otro de los numerosos destinos por los que pasó fueron Lugo de Llanera, Albacete (ya ascendido a brigada y especializado en mecánica de reactores modernos) y Mallorca.
Cumpliendo servicio en Lugo de Llanera, en pleno régimen franquista, y ante la sospecha de que pudiera aterrizar allí, de incógnito, Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona (que por aquellos días prodigaba contactos con representantes de la oposición democrática que sacaban de quicio a Franco), Balbino recibió un insólito encargo: como era el militar de más alta graduación que había en el campo, se le ordenaba que si llegaba el hijo de Alfonso XIII debía proceder inmediatamente a inmovilizar el avión y retener a todos sus ocupantes. Para esta misión le pusieron de refuerzo a un suboficial de la Guardia Civil, que se presentó junto con otros tres números dispuesto a disparar a las ruedas del aparato y a todo lo que se meneara. Menos mal que, al final, al heredero de la Corona no se le ocurrió aparecer…
Aparte de su vida castrense, Balbino puso en marcha, en sociedad con un conocido suyo, una empresa de aviación, que disponía de cuatro pilotos y cinco avionetas para hacer publicidad aérea en verano por las costas de toda España. Muchos llaniscos nos acordamos todavía de cuando una de ellas sobrevolaba la playa de Toró, llevando detrás una larga pancarta publicitaria, mientras nos dábamos un calumbu.
Balbino y Merce, que residen en Oviedo, tienen dos hijos, Balbino y Patricia, y tres nietos: Víctor y Marta (hijos del primogénito) y Antonio Balbino (hijo de Patricia).
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