Nació en la Moría en febrero de 1939. Tiempos de jambre. El padre, Bruno Carrandi Fernández, de Llanes, se dedicaba a la mar y estuvo empleáu en la SADI; la madre, Rita García Trespalacios, de Llanes también, cosía redes pa los marineros.
Eran cuatro hermanos: Coqui, que fue catequista; Bruno, que anda por Mallorca; Ramón y Gelo. Ella y Gelo ya fallecieron.
En la escuela pública, Ramón tuvo de maestros a don José y a don Fermín, quien vivía nel propiu centru escolar con una hermana, y coincidió allí con el gran Cosmín Menéndez, el enanín, de la misma quinta que él, que llegaba todas las mañanas al hombru del su hermanu Paco.
Los chavales la gozaban jugando al balón en la Campera y en el Sablón y jaciendo guerras contra los del Cuetu y el Barriu armaos con tiragomas.
La familia de Ramón vivía juntu al Fuerte, en una de las casas de “Fallo”, sobre las que golpeaban con violencia las olas, que llegaban a mover hasta las camas. La mar saltaba por el tejado y había mucha humedad. El agua pa beber pa lavase y pa fregar la vasa la iban a buscar con calderos a la fuente de la plaza de Santa Ana.
El primer empleu i-salió a los 14 años, en la panadería de Vega, nel Cotiellu. Allí estaban de panaderos Yoyo, Herminio, Eloy y José Borbón (jiyu de Manuela, la que vivía en la calle San Agustín y jacía bollas). A Ramón i-tocaba ir a buscar leña a un patiu pa los jornos a las cinco de la mañana, y fue cuando empezaron a llama-i “Tranca”. Se lo puso Borbón, que le decía: “Tú, tranquilu, chaval, tranqui”. Después pasó a la panadería frente a la iglesia, onde se jubiló. Toda la vida de panaderu.
A los 24 años contrajo matrimoniu en Zamora con Faustina Alonso Carrasco, una buena moza zamorana de Castrillo de la Guareña, que había venidu a Llanes a servir en casa de las de Calleja. Tuvieron tres jiyas: Lourdes, casada con Ángel Junco, de La Borbolla; María del Carmen, casada con José Luis Galán, de Cue; y Covadonga. Lourdes y Ángel son padres d’ una parejina: Beatriz y Ángel; y Carmen y José Luis tienen una jiya, Vanesa, que ya es madre, a su vez, d’ otru par de churumbeles: Sergio y Deva.
Todos los llaniscos veíamos que Ramón y Faustina eran inseparables. Caminaban siempre juntos, a un ritmu ligeru y apacible. Prestaba asgaya velos y saludalos al pasar.
Hoy, Ramón sigue siendo un andarín empedernidu, aunque ahora en solitariu y con cachavina.
Cada mañana va al cementeriu de Camplengu (“si el tiempu me deja”, diz).
Eran cuatro hermanos: Coqui, que fue catequista; Bruno, que anda por Mallorca; Ramón y Gelo. Ella y Gelo ya fallecieron.
En la escuela pública, Ramón tuvo de maestros a don José y a don Fermín, quien vivía nel propiu centru escolar con una hermana, y coincidió allí con el gran Cosmín Menéndez, el enanín, de la misma quinta que él, que llegaba todas las mañanas al hombru del su hermanu Paco.
Los chavales la gozaban jugando al balón en la Campera y en el Sablón y jaciendo guerras contra los del Cuetu y el Barriu armaos con tiragomas.
La familia de Ramón vivía juntu al Fuerte, en una de las casas de “Fallo”, sobre las que golpeaban con violencia las olas, que llegaban a mover hasta las camas. La mar saltaba por el tejado y había mucha humedad. El agua pa beber pa lavase y pa fregar la vasa la iban a buscar con calderos a la fuente de la plaza de Santa Ana.
El primer empleu i-salió a los 14 años, en la panadería de Vega, nel Cotiellu. Allí estaban de panaderos Yoyo, Herminio, Eloy y José Borbón (jiyu de Manuela, la que vivía en la calle San Agustín y jacía bollas). A Ramón i-tocaba ir a buscar leña a un patiu pa los jornos a las cinco de la mañana, y fue cuando empezaron a llama-i “Tranca”. Se lo puso Borbón, que le decía: “Tú, tranquilu, chaval, tranqui”. Después pasó a la panadería frente a la iglesia, onde se jubiló. Toda la vida de panaderu.
A los 24 años contrajo matrimoniu en Zamora con Faustina Alonso Carrasco, una buena moza zamorana de Castrillo de la Guareña, que había venidu a Llanes a servir en casa de las de Calleja. Tuvieron tres jiyas: Lourdes, casada con Ángel Junco, de La Borbolla; María del Carmen, casada con José Luis Galán, de Cue; y Covadonga. Lourdes y Ángel son padres d’ una parejina: Beatriz y Ángel; y Carmen y José Luis tienen una jiya, Vanesa, que ya es madre, a su vez, d’ otru par de churumbeles: Sergio y Deva.
Todos los llaniscos veíamos que Ramón y Faustina eran inseparables. Caminaban siempre juntos, a un ritmu ligeru y apacible. Prestaba asgaya velos y saludalos al pasar.
Hoy, Ramón sigue siendo un andarín empedernidu, aunque ahora en solitariu y con cachavina.
Cada mañana va al cementeriu de Camplengu (“si el tiempu me deja”, diz).
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