Mis personajes favoritos (Nº 158).
De rapaza, a Manolita (Santander, 1920), que era la mayor de 7 hermanos, i-gustaba muchu ir a dase un calumbu al Sardinero. Nadaba bastante bien, pero un día de mucha resaca por pocu se ahoga, y esto i-sirvió pa tener más prudencia a partir d’ entonces. En realidá, el semblante de Manolita transmite claramente, na más vela, esi sentidu de la prudencia que guía su viudedá y su caminar por la vida.
Los sus padres, Juan y María Luisa, eran comerciantes en el ramu de mercería (él taba d’ encargáu de 2 o 3 buenos comercios), y vivían en Santander. Allí estuvo Manolita hasta que se casó con Anastasio (Tasio) Cembreros López, nacidu en Llanes, y cuyos padres, Víctor y Pilar, comerciantes también de pura raza, regentaban aquí, desde antes de la Guerra, la tienda de ropa “Las Tres B”, muy cerca de la capilla de San Roque. Los suegros de Manolita, que eran muchu de Misa, perderían en el 36 a unu de sus jiyos, Julián, asesináu en Torrelavega por unos milicianos (su nombre figura entre el d’ otros falangistas, “caídos por Dios y por España”, en una lápida que hay en el exterior de la basílica de Santa María de Llanes). Tras esi trágicu episodiu, Víctor y Pilar decidieron establecese en Santander. Él era de la provincia de Palencia, y había llegáu a Llanes cuando trabajaba en el ferrocarril, bastante antes d’ abrir aquí “Las Tres B”).
Tras casase, Anastasio y Manolita anduvieron mirando por Torrelavega y otros sitios pa establecese, pero ella lo que quería era estar onde hubiese mar. Llanes fue su destinu y aquí nacerían sus 8 jiyos: Juan Ignacio, Julián, Víctor, María Luisa, Jose, Margot, Pili y Pedro. Vivían en el pisu encima de la tienda, que fue siempre la vivienda habitual de los Cembreros López (allí había nacidu Tasio).
Recuerda unu muy bien la escenografía d’ aquella familia numerosa en Toró, en los atardeceres de los domingos de veranu, cuando el matrimoniu espitaba las cañas en la arena y se sentaba en sillas plegables aguardando a que picaran los xáragos y los durdos, jaz d’ esto unos cincuenta años. D’ aquélla, tenían en el Cotiellu de vecinos a llaniscos ilustres, como Tano Rubín, que vivía enfrente de la tienda, Lupe la del comerciu de comestibles, Beníno el carniceru, Vicente el Segovianu y Miguelín el de la ferretería.
Manolita, que ya cumplió los 96 años, tien 12 nietos y 2 bisnietos. Sigue asistiendo puntualmente a los conciertos y representaciones teatrales que programa la Casa Cultura en el Casino, y cada tarde, después de la siesta, sal a dar una vueltina con muchu cuidáu y mucha independencia, y toma un descafeináu en la cafetería Xana.
Los sus padres, Juan y María Luisa, eran comerciantes en el ramu de mercería (él taba d’ encargáu de 2 o 3 buenos comercios), y vivían en Santander. Allí estuvo Manolita hasta que se casó con Anastasio (Tasio) Cembreros López, nacidu en Llanes, y cuyos padres, Víctor y Pilar, comerciantes también de pura raza, regentaban aquí, desde antes de la Guerra, la tienda de ropa “Las Tres B”, muy cerca de la capilla de San Roque. Los suegros de Manolita, que eran muchu de Misa, perderían en el 36 a unu de sus jiyos, Julián, asesináu en Torrelavega por unos milicianos (su nombre figura entre el d’ otros falangistas, “caídos por Dios y por España”, en una lápida que hay en el exterior de la basílica de Santa María de Llanes). Tras esi trágicu episodiu, Víctor y Pilar decidieron establecese en Santander. Él era de la provincia de Palencia, y había llegáu a Llanes cuando trabajaba en el ferrocarril, bastante antes d’ abrir aquí “Las Tres B”).
Tras casase, Anastasio y Manolita anduvieron mirando por Torrelavega y otros sitios pa establecese, pero ella lo que quería era estar onde hubiese mar. Llanes fue su destinu y aquí nacerían sus 8 jiyos: Juan Ignacio, Julián, Víctor, María Luisa, Jose, Margot, Pili y Pedro. Vivían en el pisu encima de la tienda, que fue siempre la vivienda habitual de los Cembreros López (allí había nacidu Tasio).
Recuerda unu muy bien la escenografía d’ aquella familia numerosa en Toró, en los atardeceres de los domingos de veranu, cuando el matrimoniu espitaba las cañas en la arena y se sentaba en sillas plegables aguardando a que picaran los xáragos y los durdos, jaz d’ esto unos cincuenta años. D’ aquélla, tenían en el Cotiellu de vecinos a llaniscos ilustres, como Tano Rubín, que vivía enfrente de la tienda, Lupe la del comerciu de comestibles, Beníno el carniceru, Vicente el Segovianu y Miguelín el de la ferretería.
Manolita, que ya cumplió los 96 años, tien 12 nietos y 2 bisnietos. Sigue asistiendo puntualmente a los conciertos y representaciones teatrales que programa la Casa Cultura en el Casino, y cada tarde, después de la siesta, sal a dar una vueltina con muchu cuidáu y mucha independencia, y toma un descafeináu en la cafetería Xana.
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