viernes, 26 de junio de 2015

MARTA GUTIÉRREZ HERRERO, LA DE PICADINA


Mis personajes favoritos (Nº 124).

Remigio Agustín Ballesteros García, “Picadina”, y Marta Gutiérrez Herrero (Llanes, 1931) eran vecinos en la Moría. Se habían conocidu cuando ella tenía 16 abriles y se casaron dos años después. Tuvieron seis hijos: Tino, Martita, Gelines (ya fallecida, al igual que su maridu, Mario Sousa), María Jesús, Quico y Manolo.
Jiya de Daniel, un marineru de San Vicente de la Barquera, y de Fernanda, llanisca que cosía redes, Marta había idu a la escuela con doña Florinda, buena maestra, sin duda, pero amiga de dar leña con una vara por menos d' una perrina. Después de la escuela, vino la posguerra con su miseria de lutu y de jambre. Iban al “buscu”, a ver si encontraban alguna panoja o alguna alubia, y también iban a castañas, y a manzanas, por los pueblos del contornu. Entovía conserva Marta la cartilla de racionamientu, que cuántu tendría que decir hoy si jablara.
Los jiyos de Daniel y Fernanda eran Fernando, Fabián, Teresa, Fael, Filo, Ricardo, Marta, Daniel (que murió cuando apenas tenía 3 años), Geles y Maruja.
A Marta i-tocó servir y cuidar d' una cría a la que taba criando doña Teresa Posada, conocida como “la Escopeta” (no sabemos a cuentu de qué) y cuñada de Juan Antonio Saro, el médicu.
Ya de casada, Marta trabajó en la fábrica de conservas de pescáu que tenía Antonio Maya, primero onde’ l Sablín y luego en una nave que taba pegada a la casina de Pedro el Sordu.
Picadina, que murió en 1984, era carpinteru y jiyu del carpinteru Luis Ballesteros, que tenía la carpintería en el baju de la casa de piedra de la plaza de Santa Ana (la de Ana Díaz Goti), al láu de la capilla. Allí mismu la tuvo también Picadina y luego el su jiyu Manolo durante un tiempu.
A sus 84 años, Marta tá jecha una moza. Tien 11 nietos: Sandra y Bruno (de Tino), Graciela e Ingrid (de Martita), Irene (de Gelines), Patricia y Cristina (de María Jesús), Pablo y Agustín (de Quico), y Manuel y Joel (de Manolo). Y 7 biznietos, de momentu.

miércoles, 17 de junio de 2015

PEPE ALVAR, BOGANDO ENTRE LA RULA Y EL MADISON



Mis personajes favoritos (Nº 123).

José Antonio Alvar González, Pepín "el del Madison" (Llanes, 1959), vive y boga entre la Rula y la Cafetería Madison, que son los dos polos entre los que vienen transitando sus pasos de cada día desde hace treinta y siete años.
¡Qué huella más buena e imperecedera dejó en el Madison su fundador, José Alvar Iñarra, el padre de Pepín! ¡Qué clase tenía, el tío! Autodidacta en la vida, en el saber ser y en el saber estar. Perfeccionista siempre, y siempre dispuesto a aprender. Era la elegante profesionalidad en persona. Había entrado a trabajar a los quince años en el bar del Muelle, el establecimiento mayestático que regentaba Agustín Guijarro Rozas, un antiguo emigrante en Cuba (donde se había hecho amigo de Antonio Machín), que había sido vocal de la directiva del Círculo Republicano de Llanes por el Partido Radical-Socialista durante la Segunda República. Agustín era también el encargado de la Lonja del Pescado y el administrador del gremio de pescadores.
Con el tiempo, Pepe Alvar Iñarra, ya casado con Dorina González Cuesta, de La Franca, se estableció por su cuenta en 1964 y abrió la cafetería Madison, un sitio para clientes sibaritas y turistas con vocación cosmopolita.
Era muy atrayente el nombre que puso Pepe a su establecimiento, pero la cosa no debe de extrañar si tenemos en cuenta que su padre, Ricardo Alvar, en los años 20, había probado fortuna en Nueva York, donde consiguió el empleo de ordenanza en el Madison Square Garden. Después de eso, Ricardo regresaría a Llanes y se haría armador (fue propietario de la lancha “La Milagrosa”, patroneada por Pitito Batalla).

Con esta noble genealogía de luchadores a sus espaldas, nuestro José Antonio Alvar González, Pepín “el del Madison” es otro personaje singular en la villa llanisca, como su padre y su abuelo.
Pepín, que tiene dos hermanas, Ana e Inés, y un hermano, Javier, había terminado el Bachillerato con una beca en la Universidad Laboral de Gijón, y a continuación obtuvo la diplomatura de Empresariales. Vino después la mili y el casamiento, en 1981, con María Jesús Rozas Álvarez (Abú), que es técnico superior en Radiodiagnóstico en el Hospital Grande Covián de Arriondas. El matrimonio tiene dos hijos: Ricardo y José Antonio.
En 1983 sacó por oposición la plaza de gerente de la Lonja del Pescado de Llanes, la Rula más importante de Asturias después de la de Gijón y la de Avilés. Sucedió en el cargo a Luis Fernández Trespalacios, todo un personaje local, estudioso de la historia del Llanes marinero. Pepín compagina este trabajo con su dedicación al negocio familiar (que comparte con su hermano, Javi) y es también el secretario de la cofradía de Pescadores “Santa Ana”.

sábado, 13 de junio de 2015

ESTHER FERNÁNDEZ PÉREZ, CORITA DE PURA CEPA


Mis personajes favoritos (Nº 122).

Hasta hace poco, era fácil compartir en cualquier sitio del Concejo momentos inolvidables con gentes igualmente inolvidables. Se encontraban en el camino muchos llaniscos con historia; con mucho que contar; simpáticos y paradigmáticos; de personalidad marcada. En Cue, tuvimos la enorme suerte de alternar con algunos de esos seres que hoy tanto escasean. Coincidíamos con ellos en el bar de Cañero y en La Espuela, que eran lugares con atmósfera de círculo cultural (de la cultura de la vida), escuela de humanidad y solera honesta de universidad popular. Chuli, “el Ministro” (Francisco Misioner); Cholo Gutiérrez Vallejo; Aniceto Ruiz García (Cañero) y su esposa, Rosa, la Curina; José María Rugarcía; Juanma (Juan Manuel Fernández Noriega); Piculu (Lorenzo Arenas García); Rosendo, el hijo de la Pelaya…
A ese mundo que se nos va (que se nos fue ya en buena parte) pertenecía Esther Fernández Pérez (Cue, 1923). Hija de Manuel y Delfina, una pareja corita dedicada a la labranza, Esther era la penúltima de nueve hermanos. Se casó con Segundo, un labrador de La Galguera que había estado quince años en la Argentina y que era un buen ejemplo de lo que comúnmente se denomina “indianu de la maleta al agua”. Tuvieron cuatro hijos: Tono (casado con Santi Álvarez Poo), Merce (casada con Pancho Gutiérrez Cortínez), Fina (casada con Manuel Arenas Cuadriello) y Mari Carmen (casada con Martín Huertas Puertas).
Segundo falleció en la década de los 80, cuando Esther y él estaban ya separados.
Esther, que en Cue pertenecía al bando de la Fuente de Abaju, se había dedicado a la ganadería (poseía bastantes vacas) y supo defenderse y salir adelante con su esfuerzo. Tenía ocho nietos (cuatro de ellos son hijos de Tono: Mari Conchi, María Esther, Santina y Juan Antonio; dos, de Fina: Lorena y José Manuel; y otros dos, de Mari Carmen: Martín y Javier) y dos bisnietos: Alejandro y Pablo.
Enfrentaba la vida con su mirada azul, bondadosa, alegre e inteligente, y siguió haciéndolo así casi hasta el último suspiro. Falleció el 16 de marzo de 2021, a los noventa y siete años, rodeada de los suyos.
(La foto está tomada un domingo de mayo de 2015, en el restaurante que regentaban su hija Mari Carmen y su yerno Martín en el Club de Golf "La Cuesta").

martes, 2 de junio de 2015

ABELARDO CARRANDI MARÍA: DE PAN VIVE' L HOMBRE


Mis personajes favoritos (Nº 120).

Mientras la villa dormía, Abelardo Carrandi María (Llanes, 1934) amasaba y horneaba la su historia enjarináu en una rutina asumida desde críu. Fue panaderu toda la vida. Tenía 8 años cuando se-i murió muy joven la su madre, Joaquina María Osorio, dedicada a sus labores y pescadera. El padre de Abelardo, Teófilo Carrandi Poomarada, era marineru y al enviudar se casó con una cuñada, María María Osorio.
Abelardo sólu pudo estudiar en La Arquera 3 o 4 cursos porque a los 13 años empezó a trabajar en la panadería de Vega, qu’ estaba d’ aquélla en el Cotiellu. Unu de sus compañeros era Ramón Carrandi García (“Tranca”). Luego pasaron a la panadería qu’ está frente a la Iglesia y que había sidu de Regino Muñiz.
Jizo la mili por Marina en San Fernando (Cádiz) en 1954 y vio la miseria y la probetería de la España d’ entonces. Nueve años después se casó con María del Carmen Gutiérrez Pérez, de La Franca, y del matrimoniu nacieron dos jiyos: Juana María, casada con Jesús Río González, de La Franca; y Luis Enrique, casáu con Luisa María Patiño Haces, del caseríu de Mañín. D’ esta última pareja nació Manuel, l’ únicu nietu que tienen.
Cuando éramos críos, a Abelardo, que tuvo que tar siempre como en otra realidá (los panaderos tan en el mundo, pero a otras horas, poblando una dimensión paralela a la nuestra), sólu lu veíamos un pocu en la calle, al cruzanos con él al anochecer, cuando se dirigía con pasu firme a la tahona, mientras nosotros íbamos a casa, a cenar, a mexar y pa la cama (en inviernu, con un ladrillu caliente pa los pies).