viernes, 5 de diciembre de 2014

GUILLERMO FUENTE AMIEVA (EL DEL PICU LA SALGAR)

 

Mis personajes favoritos (Nº 82).

A Guillermo Fuente Amieva (La Huera de Meré, 1953), se siente uno unido por muchas cosas. Por los momentos en los que coincidíamos con nuestras respectivas madres en las salas de espera de los centros de salud y de las Urgencias de Arriondas. Por aquellas miradas que intercambiábamos, que lo decían todo. Por las cuatro palabras que nos dirigíamos. Por aquellos elocuentes silencios. Por los temores que nos asfixiaban el alma, junto a aquellas dos damas de pelo blanco a las que se les estaba escapando la vida… Carmen Amieva Gómez, del caserío de Las Tablas, en Debodes, y Pilar Pérez Bernot, la hija de Pedro “el Sordu”. Su madre y la mía, que se conocían y se apreciaban. Que habían compartido luchas, lutos, artrosis, anhelos de supervivencia y las mismas o parecidas pruebas para salir adelante. Las dos se entendían bien.
El padre de Guillermo, Enrique Fuente Amieva, de Torrevega, sufrió un accidente de tráfico un día de fiesta que prometía ser inolvidable. Era el verano de 1940. A Enrique Fuente y a otros muchachos los llevaba a la Velada de la Portilla un conductor de la SADI en su camión. Iban cantando y con una camisa limpia, pero el infortunio estaba agazapado en una curva entre Puentenuevo y Ríofrío. Allí perdió Enrique su mano derecha, su principal herramienta de trabajo.
La madre de Guillermo había andado al estraperlo. Llegaba hasta Cabrales y Mestas de Con, y regresaba luego, ya de noche, por el monte, para evitar el control de Arbitrios, cargada como un abeyón. A lo largo de sesenta años trajinó sin descanso por los mercados semanales de la comarca. Tenían más de cien gallinas y unas cuantas gochinas paridiegas. Vendían pitinos y gochinos, jabas, vainas, huevos, manteca, harina de maíz… En 1972, Guillermo sacó el carné de conducir, y empezaron a ir siempre juntos, madre e hijo, con toda la mercancía a bordo.
Los martes, cuando acababa el mercado en la villa, Carmen entraba siempre a comprar en La Pilarica, la tiendina de comestibles de Pilar Pérez Bernot, en la Calle Mayor, 5.
Guillermo no quiso estudiar. Tenían en casa 60 vacas (40 de ellas de leche) y había mucha tarea que hacer, ayudando a su padre.
Está casado con Juanita Remis Barro, de Cortines (Caldueñu), y son padres de cinco hijos: Sergio, Roberto, Pablo, Elvis y David. En la Huera de Meré regentan el restaurante El Picu La Salgar, que es uno de los más reconocidos templos de la cocina tradicional llanisca. El negocio, se abrió en 2005, en lo que fue la casa de los padres de Guillermo. Un sitio lleno de vida. Ahí pasó él su niñez y su adolescencia, en uno de los parajes más guapos del conceju, al lado del molino de la Huera, joya del patrimonio llanisco con tres siglos de antigüedad.

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