miércoles, 1 de diciembre de 2021

ALFREDO ROJAS OJEDA: ESPÍRITU DEPORTIVO EN LA VIDA

Mis personajes favoritos (Nº 306).

Echarse adelante, penetrar, driblar y salvar tarascadas, argayos y vientos en contra, que es lo que les toca hoy a los pequeños y medianos empresarios y a los autónomos, como Alfredo, equivale, en cierto modo, a correr la banda, avanzar con el balón controlado y que no te metan gol, que es lo que hacía él también cuando jugaba de lateral derecho en el C. D. Llanes y en el Urraca.
A los diecisiete años, Alfredo Rojas Ojeda (Bricia, 1962) pensaba estudiar Magisterio en Santander, pero circunstancias de la vida hicieron que renunciase a esa idea. Tuvo que volver a Llanes (volver casi sin haberse ido), porque le necesitaba su padre en el negocio familiar. En aquellos primeros años, Alfredo trabajaba y estudiaba al mismo tiempo, pues decidió hacer en FP la rama de Administración, que le iba a venir muy bien.
Su progenitor, José Juan Rojas Noriega, de Posada la Vieja, era factor de Feve y había puesto en Llanes, desde hacía unos años, una empresa de distribución de bebidas. En las primeras elecciones democráticas municipales había sido el número dos en la candidatura presentada por los socialistas, con Sindo Herrero como cabeza de cartel. Casado con Josefina Ojeda Sampedro, de La Llera (Bricia), el matrimonio vivía con sus seis hijos (María José, Juan Luis, Piedita, Alfredo, Luz María y David) en las viviendas de protección oficial que se habían construido en el Barriu en 1961. Una parte de esta querida familia es muy de La Magdalena.
Alfredo fue un buen futbolista. Empezó de juvenil en el Llanes (Manolo Montoto fue su primer entrenador) y terminó su carrera en el Urraca de Posada (entrenando también a las órdenes de Montoto). Con el Llanes consiguió el ascenso a Primera Regional, y con el Urraca, a Preferente.
Hubo también en su vida un importante capítulo dedicado a la política local: fue secretario de Organización del PSOE y llevó en el Ayuntamiento las Concejalías de Turismo, Industria, Pesca, Protección Civil y Seguridad Ciudadana, pero yo creo que debió de acabar un poco hasta el gorro.
Después, con la crisis económica que sobrevino en 2008 se fueron perdiendo muchas cosas en Llanes, y entre ellas, el negocio familiar Distribuciones Roje, por el que venía luchando él desde hacía más de tres décadas. Hoy, Alfredo trabaja para el grupo Rubín, de Avilés, en el sector de bebidas y alimentación, y sigue recorriendo incansablemente, como ha hecho siempre, la dura orografía del Oriente de Asturias.
Tiene una hija, Paula Ojeda Valle, que es ingeniero industrial, experta en Cálculo de Estructuras, y trabaja en Madrid para una empresa china.
La madre de Alfredo, Josefina, sigue ahí tan perenne, gracias a Dios, muy bien cuidadina por su hija Luz María, que es la que está más cerca de ella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SOLO FALTÓ DECIR LO BIEN QUE SE PORTÓ CON SU EX MUJER Y MADRE DE SU HIJA, DE RIBADESELLA, A LA CUAL MALTRATÓ FÍSICA Y PSICOLÓGICAMENTE DURANTE AÑOS, HASTA QUE TUVO QUE ESCAPAR DE SU LADO, FUI VECINO DE AMBOS EN POSADA, Y PUEDO DAR FÉ DE LA MALA PERSONA QUE ES. UN MALTRATADOR.