Mis personajes favoritos (Nº 245).
Cruz (o Cuqui, como i-llaman) nació en Balmori en 1950. Los sus padres, Gabriel Pando Isoba, ganaderu que trabajaba por cuenta ajena y ex tejeru en las provincias vascongadas, y María Balmori Diego, jornalera, eran de Lledías. Fueron a vivir a Balmori, primeru, y luego i-saldría a él trabaju en la Carúa, con Paco Saro, así que Cruz se criaría en Pancar. Después, el padre trabajaría con Valentín, el de la Llavandera.
La madre seguiría jaciendo labores de jornalera, y además entraría a trabajar como panadera pa “La Estrella de Castilla”, la respetada industria de Posada. Repartía el pan por Pancar y La Portilla, y la su jiya, Cruz, que era entovía una cría, llevaba el pan a vendelu a La Arquera y a Cuartamenteru.
Cruz había idu a la escuela en Pancar, onde tuvo de maestros al matrimoniu formáu por Luis García y Pepita Acebes, muy buena gente, con los que aprendió muchu. Luego continuó estudios con Pilar Montalbán, en la escuelina d’ ésta juntu a la capilla de San Roque. Ya no estudiaría más. Iría a un taller de costura en la plaza de Parres Sobrino (que regentaba Maruja Sánchez Bode, según me diz Arturo Burgos Sordo), y ayudaría a su madre en casa.
En 1969 empezaría Cruz a trabajar en el Hotel Montemar. Allí se haría novia de Manolo Vega Trápaga, el amor de la su vida, un noble rapazón de Roiz (Valdáliga, Cantabria), cuyu padre trabajaba de capataz en la estación de FEVE. Los padres de Manolo estaban establecidos en Pancar.
Antes d’ entrar nel Montemar, Manolo había sidu camareru en Santander, y también del Pinín y de Casa Ángel (actual restaurante Uría). En junio de 1971, cogió al láu del Benavente el local que iba a ser el bar “La Cueva”, emblema de la mejor hostelería nel Llanes d' un turismu inigualable, y en enero del añu siguiente se casaron Cruz y él.
Tuvieron “La Cueva” más de treinta años. Nel comedor lucían unas pinturas sobre la pared, al estilu rupestre, como imitación de Altamira, que las había pintau Ramonín, el de Pancho (que era el que había tenidu anteriormente el local como almacén, no como bar). En aquel ambiente sencillu y auténticu, los mozos llaniscos de entonces nos sentíamos dioses con nuestros ligues internacionales y multiculturales, de Alemania, Holanda, Francia… (Marion, Véronike, Colo…) entre jarras de tintu, sardinas a la plancha, calamares, gambas, gambones y besugu y bonito de lo mejor (traídu en cajas, desde las lanchas hasta la propia cocina de La Cueva, por Tisto y Tinchu).
Manolo y Cruz tuvieron dos jiyos: Manuel (Manolín) y Mari Cruz, que contraerían matrimoniu, respectivamente, con Ana Luisa García (de la caracterizada familia de “los Pitos”) y con Carlos Gato Granda, de Nueva.
... Hasta que vinieron mal dadas… 2012 fue un añu terrible, de golpes despiadaos e inesperaos pa la familia. Manolo moriría en febrero, y al mes siguiente, Manolín.
Cruz pasó lo suyu, y supo sobreponese. Había que tirar p’ alante como fuera, y en esi seguir caminando por la vida la acompaña hoy l’ alegría de sus tres nietos: Luis Manuel y Ana Luisa, jiyos de Manolín, y Aurora, jiya de Mari Cruz.
La madre seguiría jaciendo labores de jornalera, y además entraría a trabajar como panadera pa “La Estrella de Castilla”, la respetada industria de Posada. Repartía el pan por Pancar y La Portilla, y la su jiya, Cruz, que era entovía una cría, llevaba el pan a vendelu a La Arquera y a Cuartamenteru.
Cruz había idu a la escuela en Pancar, onde tuvo de maestros al matrimoniu formáu por Luis García y Pepita Acebes, muy buena gente, con los que aprendió muchu. Luego continuó estudios con Pilar Montalbán, en la escuelina d’ ésta juntu a la capilla de San Roque. Ya no estudiaría más. Iría a un taller de costura en la plaza de Parres Sobrino (que regentaba Maruja Sánchez Bode, según me diz Arturo Burgos Sordo), y ayudaría a su madre en casa.
En 1969 empezaría Cruz a trabajar en el Hotel Montemar. Allí se haría novia de Manolo Vega Trápaga, el amor de la su vida, un noble rapazón de Roiz (Valdáliga, Cantabria), cuyu padre trabajaba de capataz en la estación de FEVE. Los padres de Manolo estaban establecidos en Pancar.
Antes d’ entrar nel Montemar, Manolo había sidu camareru en Santander, y también del Pinín y de Casa Ángel (actual restaurante Uría). En junio de 1971, cogió al láu del Benavente el local que iba a ser el bar “La Cueva”, emblema de la mejor hostelería nel Llanes d' un turismu inigualable, y en enero del añu siguiente se casaron Cruz y él.
Tuvieron “La Cueva” más de treinta años. Nel comedor lucían unas pinturas sobre la pared, al estilu rupestre, como imitación de Altamira, que las había pintau Ramonín, el de Pancho (que era el que había tenidu anteriormente el local como almacén, no como bar). En aquel ambiente sencillu y auténticu, los mozos llaniscos de entonces nos sentíamos dioses con nuestros ligues internacionales y multiculturales, de Alemania, Holanda, Francia… (Marion, Véronike, Colo…) entre jarras de tintu, sardinas a la plancha, calamares, gambas, gambones y besugu y bonito de lo mejor (traídu en cajas, desde las lanchas hasta la propia cocina de La Cueva, por Tisto y Tinchu).
Manolo y Cruz tuvieron dos jiyos: Manuel (Manolín) y Mari Cruz, que contraerían matrimoniu, respectivamente, con Ana Luisa García (de la caracterizada familia de “los Pitos”) y con Carlos Gato Granda, de Nueva.
... Hasta que vinieron mal dadas… 2012 fue un añu terrible, de golpes despiadaos e inesperaos pa la familia. Manolo moriría en febrero, y al mes siguiente, Manolín.
Cruz pasó lo suyu, y supo sobreponese. Había que tirar p’ alante como fuera, y en esi seguir caminando por la vida la acompaña hoy l’ alegría de sus tres nietos: Luis Manuel y Ana Luisa, jiyos de Manolín, y Aurora, jiya de Mari Cruz.
É un honor ser vecinu de damas llaniscas de la categoría de Cruz.
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