Jaz unos años fue todo un espectáculu ver desde San Pedro cómo el barcu de Manolo, patroneáu por él, conseguía entrar nel puertu un día de marejada invernal. Cuando lu vi acercase, a lo lejos, parecía casi imposible que pudiera llegar. El oleaje metía miedu. En las proximidades de la Barra, la embarcación se detuvo. Ahí estuvo quieta un buen ratu. Imaginábamos a la tripulación aguantando’ l timón, esperando que llegara’ l momentu oportunu, con nervios d’ aceru. Los cuatro o cinco que tábamos viéndolo desde San Pedro, no pestañeábamos. De prontu, el barcu percibió la aletía que buscaba y, sin dudalo, esprintó a toda máquina y consiguió arribar, dejando detrás, sobre la estela, una leción de cómo se han de jacer las cosas.
Ahora, ya jubiláu, la brisa, el salitre y el eternu bregar acompañan a Manolo en la vueltina diaria que da por el muelle y San Antón. Siempre al borde de la mar. É de pocas palabras, pero tien un discursu que siempre va’ l granu. Marineru de raza, jiyu de Francisco Herrero Melijosa (el gran Tisto) y de Paquita González Sordo, y sobrinu d' Estanislao Herrero Melijosa (el gran Estanislao), é el terceru de cinco hermanos: Josefa, Javier, él, Toño y Luisa Mari.
Manolo é continuador d' una tradición marinera acostumbrada a capear tempestades. Nació en 1953 en La Moría. Estudió en las Escuelas y luego nel colegiu de La Arquera, hasta que lu cerraron. No quiso estudiar más.
Su primer trabaju fue de albañil, con Lorenzo Santamaría. Quince días. Luego entró nel obrador de Vega, y lo dejó al cabu d’ una semana. Después, nel garaje d’ Amor, en la calle Manuel Cue, pero tampocu aguantó muchu. El su destinu estaba en la mar.
A los doce años, estuvo en la lancha “Cinco hermanos García”, con su padre, y después en la “Luisa Mari”.
En mediu d’ eso, hubo un’ aletía: marchó a Gijón a estudiar en la Escuela Náutica, y lo sacó todo muy bien. A continuación, la mili, después de la cual retomó’ l trabaju de pescador en la “Playa de Abascal”, ya como patrón. Era una lancha del padre construida en Foz, Galicia, y la estrenó él.
Se puso él por su cuenta y compró la “Icusieder”, de segunda mano; al cabu de cinco años, la vendió y compró la “Luna Nueva”, también de segunda mano. Finalmente se haría con el barcu “El Reviru”, con el que se jubiló, y que ahora está mandada por el su jiyu Daniel.
Manolo tá casáu, desde 1981, con Dori Fernández, natural de Cuerres. Se casaron en la capilla de La Magdalena. El matrimoniu tien dos jiyos, Carlos y Daniel, y una nietina, Sara, jiya de Carlos y de Susi Peláez (de Cue, de la familia de los “Pitos”).
Manolo é continuador d' una tradición marinera acostumbrada a capear tempestades. Nació en 1953 en La Moría. Estudió en las Escuelas y luego nel colegiu de La Arquera, hasta que lu cerraron. No quiso estudiar más.
Su primer trabaju fue de albañil, con Lorenzo Santamaría. Quince días. Luego entró nel obrador de Vega, y lo dejó al cabu d’ una semana. Después, nel garaje d’ Amor, en la calle Manuel Cue, pero tampocu aguantó muchu. El su destinu estaba en la mar.
A los doce años, estuvo en la lancha “Cinco hermanos García”, con su padre, y después en la “Luisa Mari”.
En mediu d’ eso, hubo un’ aletía: marchó a Gijón a estudiar en la Escuela Náutica, y lo sacó todo muy bien. A continuación, la mili, después de la cual retomó’ l trabaju de pescador en la “Playa de Abascal”, ya como patrón. Era una lancha del padre construida en Foz, Galicia, y la estrenó él.
Se puso él por su cuenta y compró la “Icusieder”, de segunda mano; al cabu de cinco años, la vendió y compró la “Luna Nueva”, también de segunda mano. Finalmente se haría con el barcu “El Reviru”, con el que se jubiló, y que ahora está mandada por el su jiyu Daniel.
Manolo tá casáu, desde 1981, con Dori Fernández, natural de Cuerres. Se casaron en la capilla de La Magdalena. El matrimoniu tien dos jiyos, Carlos y Daniel, y una nietina, Sara, jiya de Carlos y de Susi Peláez (de Cue, de la familia de los “Pitos”).
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