Mis personajes favoritos (Nº 307).
Jesús nació en 1934 en una de las casinas del Barriu. Eran veintidós hermanos: Ramón, Esperanza, Machi, Chicho, Titi, Charito, la Nena, Guti, Lalo, la Chiqui, Pili, Yoyi, Pepín… Los Camarás. Hijos de Esperanza Díaz Haces y de Ramón Batalla Bustillo.
Esperanza había nacido en Benia de Onís y tenía raíces en Balmori; vino de muy joven a servir en una casa de la Calle Nueva; con cuarenta y nueve años cumplidos tuvo una hija, María del Buen Consejo, que fue la única que nació en el Hospital.
Ramón, “Camará”, marinero de raza, era nieto de la Tía Ángela, la partera. Su padre llegó a Llanes desde Tazones, donde había nacido, en una barquilla, bogando para hacer la costera, y aquí se quedó.
Jesús no tuvo mucho para ir a la escuela. A los nueves años, ya le tocó ir andando a los pueblos, con pescado (bocartes y chicharros, sobre todo), para cambiarlo por patatas, maíz, alubias, por lo que fuera. El trueque de toda la vida. De todos los siglos. No había dinero.
Luego, a la mar, a los quince años, en la lancha la “Fede”, patroneada por Adolfo García, y en la que con él también empezaría el gran “Tajuelo” (José Antonio García Álvarez). Y después, en el “Villa de Llanes”, a galdear, a la manjúa y al bonito.
Donde aprendió realmente Jesús a leer y a escribir sería en la mili. La hizo en Marina, en Ferrol, a bordo del “Almirante Cervera”. Un día, pidieron por el altavoz que se presentasen los que tenían el oficio de camarero. Allá acudió él, aunque no tenía ninguna experiencia en eso, y vio que se le daba bien. Usaba guantes blancos y le gustaba lo que hacía.
De vuelta a Llanes, se metió a trabajar en la alpargatería, donde consiguió que le aseguraran.
En 1960 marchó para Alemania, a Stuttgart, para trabajar de peón de albañil. Allí estaría ocho años, siempre en la misma empresa, y aprendió un poco de alemán, de oído, como dice él.
Entre medias, su boda con Elena Llorente Vigil, de Niembro. Se casaron en 1962 en la ermita de la Virgen de Guía, marcharon de viaje de novios a París y luego a Stuttgart, donde Elena entraría a trabajar en una residencia de la Tercera Edad.
De regreso a Llanes, Jesús empezó a trabajar un tiempo en la construcción (en Feygon), al tiempo que desempeñaba el oficio de camarero e iba a la mar. Compró un bote que le hizo Santiago Fuentecilla, lo bautizó como “Veintidós hermanos” y fue con él a xuglas, a calamares, a percebes y al ocle. Hasta que se jubiló.
De camarero, que era lo suyo, nunca le faltó trabajo en Llanes (bodas y comuniones en el Hotel San Ángel, en el Mirador de Toró de Cesárea, en Las Brisas, en el Miraolas, en el Venecia con Benigno) y en Ribadesella (Gran Hotel del Sella, Hotel Marina, el Apolo, el River…). En muchas ocasiones (¡qué tiempos aquellos de aquel Llanes tan feliz!) mano a mano con su hermano Guti y con Pepe el Zapateru.
Trabajó también para Fernando Toriello (en el Palacio de Meré, como camarero y como peón de albañilería) y para varios miembros de la familia del marquesado de Argüelles, en el palacio de la avenida de la Concepción y en la hacienda de Rosario Bernaldo de Quirós en la plaza de Toros. Siempre cumpliendo con su deber al cien por cien. Siempre con sus guantes blancos. Siempre con su buen carácter.
Jesús y Elena tienen tres hijos: Jesús, Elena y José María; y cuatro nietos: Chema, Judith y David (hijos de José María), y Aitor (de Elena).
Jesús, a determinadas horas, baja a cuidar de un huertín microscópico en el muelle de Santiago, a los pies de la casa de Pedro el Sordu. Nunca puede estar sin hacer nada.
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