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miércoles, 20 de enero de 2016

ANTONIO PATIÑO SÁNCHEZ, AL LÁU DE LA CARRETERA


Mis personajes favoritos (Nº 148).

A Toño (Llanes, 1963) i-llaman "Bareta" y desde jaz 16 años trabaja de camareru en el bar El Paso de Buelna, que regentan Sandra y Ricardo al láu de la antigua carretera general (Sandra é jiya de Joaquín García López y de Carmen González Antón; y Ricardo, nacidu en Unquera, lo é de Ricardo Santoveña, el que tuvo el famosu restaurante “El Hornu” de Buelna). 
Pobladores de la Calle Mayor de la villa, los progenitores de Toño eran Fernando Patiño (Nando el Zapateru) y Toña Sánchez, de San Vicente de la Barquera, y tuvieron seis jiyos: Fernando, José Manuel, Toño, Juan Carlos, María Antonia y Francisco Javier (Quico).
En aquella bendita Calle Mayor, la niñez d’ esti rapaz fue rica en gente buena e irrepetible, empezando por Fernando Carrandi y su esposa Josefa, la del pescáu, que lu criaron a él (y a quienes Toño siempre consideró como a sus güelos). Carrandi era marineru, patrón d’ una lancha, y Josefa, que abriría la primera pescadería en la historia de Llanes, tía güela de Nando el Zapateru.
Aquella pescadería taba en la Calle Mayor, en el local que había sidu la tienda de comestibles de las Pininas. Encima, en el primer pisu, vivían Ángel Amieva, el camioneru, con la su familia (que había tenidu el Bar Nalón en la esquina con la calle Manuel Cue); y en el segundu, Matilde la Chiva, la que vendía avellanas y cacahuetes por las romerías.
Josefa y Carrandi residían era un pocu más arriba, juntu a la plaza del ingenieru Garelly, onde tenían de vecinas a pescaderas de troníu y sin pelos en la lengua, como María la del Moñón, Justa o Amalia Amurárriz.
En tóu esi ambiente d’ honradez y laboriosidá creció Toño, que empezó a trabajar a los 14 años, porque no quiso estudiar. Primero, fue ayudante d’ un escayolista; luego camareru en el hotel Don Paco y en el Montemar. Después, cuando los sus padres abrieron el Bar Patiño en lo que había sidu la pescadería de Josefa, Toño se puso a trabajar con ellos. 
Jecha la mili volvió al Montemar, antes de pasar al hotel Las Brisas; y un pocu más tarde tuvo oportunidá de trabajar unos meses p’ al Ayuntamientu. Ya lleva al llombu treinta y nueve años de tute, cumpliendo siempre como un jabato.

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