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lunes, 1 de octubre de 2018

JOSÉ ANTONIO PINTADO GONZÁLEZ: AQUELLAS GUERRAS A MORRILLAZOS


Mis peersonajes favoritos (nº 215).

A Pintado i-tocó entrar en combate en aquellas guerras a morcillazos de los años 60, entre distintos barrios d’ aquel plácidu Llanes, recoletu y amable: allí estábamos los de la zona la Moría, que teníamos como jefes a los hermanos Lolo e Isco Sobero, “los Pitos”, y estaban también los del Barriu, que nos amorrillaban desde lo altu de la icónica Compuerta (aquella “Torre Eiffel” nuestra, que tantu echamos en falta los llaniscos), mientras nos parapetábamos detrás del espigón del Sablín. Pintado taba enroláu en l’ aguerrida tropa de la Plaza y el Cotiellu, y la su máxima aspiración era tomar por las armas la higuera de las escaleras de San Pedro, que pa ellos era como conquistar el Paralelu 38 de la guerra de Corea… A él i-gustaba muchu, por ciertu, la película “Casco de acero”, de Samuel Fuller, que la vio varias veces nel Benavente y nel Cinemar, en aquellas sesiones dominicales de las cinco menos cuartu.
José Antonio Pintado González (Llanes, 1953) nació y se crió nel Cotiellu Altu, jiyu d’ Antonio, unu d’ Amieva que vino a trabajar como encargáu en la panadería Vega, al láu de la capilla de San Roque, y de Marina, que era d’ Ardisana. Eran tres hermanos: el mayor, Juan Alberto, que trabajaría en la Caja de Ahorros de Asturias, casáu con la mejicana Concha Sánchez, ya se murió, bien joven; luego venía José Antonio, y la última é María Antonia, que tá por Oviedo, casada con Luis Carlos Gutiérrez Pinilla.
Pintado estudió nel colegiu Divina Pastora, onde las benditas monjinas nos enseñaron bien prontu a aficionanos a la música clásica y a expresanos con soltura nel teatru (cuyas representaciones de los críos, ante un públicu multitudinariu, se jacían nel Cinemar). Después de la Divina Pastora, estudió en L’ Arquera, y luego nel Institutu.
En Oviedo jizo dos cosas: Relaciones Laborales y Técnicu d’ Empresas Turísticas, y luego, cuando ya taba trabajando, la carrera de Derecho.
Se casó en 1979 con Carmen Fernández Buergo (“Cachi”), en la iglesia de Santa Eulalia d’ Ardisana. Cachi (que fue profesora de Matemáticas y de Contabilidá nel Institutu durante 36 años) y Pintado tienen un jiyu, Pelayo, que tá establecidu en Madrí, onde tien una empresa de comunicación e imagen. Los tres son sanrocudos de marca mayor.
Pintado fue muchos años delegáu pa la zona Noroeste de la firma “Cobra”, dedicada al montaje d’ instalaciones eléctricas e industriales, lo que lu llevó a cerner a base de bien por España, Méjico y norte d’ Europa en viajes de trabaju.
Pintado y Cachi ya tán felizmente jubilaos y viven entre Madrí y las Canarias, pero cada pocu vienen a Llanes. 

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